jueves, 28 de mayo de 2009

POLÍTICAS DEL RECUERDO:





















Esta obra se basa en la apropiación estética de monumentos políticos, donde converge el interés de la suscrita por los fenómenos narrativos de la construcción histórica y la visualidad. Específicamente, la relación entre el tratamiento formal en este proyecto, es inherente a su referente conceptual; en tanto se centra en la producción social del olvido y la creación del recuerdo selectivo, a través de la impresión de placas conmemorativas.
  
Se plantea con ello un ejercicio de subversión, ya que se relativiza la pertinencia de ciertos eventos significativos en el control social de la historia política oficial.   Estos artefactos intervienen el espacio urbano en dos ciudades latinoamericanas en las que se desarrollan complejos programa iconográficos para el control social y cuya selección está determinada por la experiencia del desplazamiento que propicia la convocatoria de la bienal (San José, como sitio de origen y lugar de partida y en Cuenca, como sitio de llegada), aunque la premisa no es excluyente de otros lugares, en tanto la dinámica de demarcación simbólica del poder a través de monumentos para el recuerdo, es de carácter universal.

La premisa conceptual son los "lugares de memoria", entendidos como tecnología de manipulación de imágenes que organiza el acceso al recuerdo(2); en este sentido las placas conmemorativas son formas del devocionario nacional o internacional, donde la memoria social se sistematiza en el espacio mediante la asignación de soportes materiales que permiten reordenar los acontecimientos y otorgarles significados concretos(3). 

El monumento como lugar de memoria, es parte de las políticas del recuerdo y se constituye en una herramienta vital de dominación ideológica que puede surgir del gesto político-estatal o privado, pero tiene una capacidad de adoctrinamiento condicionando el comportamiento y la obediencia, buscando construir principios de realidad al levantarse como irrefutables en la fabricación de mitos que operan en el control social dentro del espacio urbano.

Su fin es la autolegitimación del poder y el generar consensos colectivos sobre que asuntos merecen ser recordados según el hilo temático y estratégico del grupo en el poder. Definen el qué, para qué, hasta dónde, cuándo y cómo recordar y se manifiestan en fechas, emblemas, monumentos, conmemoraciones entre otros, con lo que los eventos se tornan significativos y aparecen como legítimos. Las placas que se utilizan dentro de esta obra, sirven para registrar eventos significativos condiderados como verdades” de la historia política oficial en el control social.

EL REVÉS DE LA MEMORIA:

El ejercicio técnico privilegiado en este trabajo es la impresiónfenómeno que por su propia naturaleza invierte la imagen que se halla grabada en la matriz.  Por lo tanto, el planteamiento formal colabora conceptualmente en la inversión de la imagen, ya que no solo “voltea” la imagen de la placa física, sino sobre todo, ironiza sobre el sentido de tales “matrices políticas originales”, mostrando finalmente en el montaje el “revés” según el orden discursivo con que las placas conmemorativas fueron concebidas en su momento. Al utilizar la impresión, se relativiza la supuesta verdad histórica como axioma irrefutable, para no solo dar vuelta a la imagen formalmente; sino como medio para ironizar sobre el sentido anverso de tales monumentos.

El concepto inversión histórica” se considera no solo en el directo sentido en que fue ejecutada la placa conmemoerativa, como parte de una transacción de capital económico, político, social y simbólico, sino que también se piensa como volver al revés  la imagen. Es decir, se parte de los revisar los artefactos que devienen de la inversión de las estructuras de dominación política, revirtiendo la imagen, y con ello los significados de la historia oficial y la memoria institucional. De ahí el carácter subversivo del proyecto. 

Al reproducirlas “al revés” según la lógica de impresión del grabado, y montarlas como objetos blandos, se relativiza esa supuesta verdad institucional y pública, sólida, rígida e inflexible, en una metáfora sobre el trastorno de la historia, la construcción selectiva del recuerdo y la reformulación de la memoria social implícita en los monumentos de la memoria política. A este ejercicio se suma la ubicación no privilegiada del libro o memoria, donde también se incluirá grosso modo la revisión de situaciones que oculta monumento frente al hecho que exalta.

1-Fentress, J y  E Wickham, C. Memoria Social. Cátedra, Madrid. 2003.
2-Cardesín, José María. Os lugares da memoria da Guerra Civil na Galicia. Revista Memoria do 36. Galicia, España.
 3- Halbwachs, M en Cardesín, José María. Op cit.